El sonido de las letras

13.10.05

Escuchar el silencio

Bien, pues creo comenzaré esto. Pienso que casi todo en la vida se trata de ver cosas invisibles y de oir cosas inaudibles. Lo demás lo percibimos automaticamente. Se trata de observar y de escuchar.

Hace mucho tiempo escribí unas líneas, bajo circunstancias notablemente distintas (bajo ciertos criterios). Sin embargo, quise hacerles saber la razón por la que este blog se titula El sonido de las letras. Claro, a parte de mi peculiar forma de concebir el sonido...

Escuchar el silencio

Escuchar el silencio es lo que nos vuelve sabios:
Si vivimos al día, tendremos que esperar un tiempo para que la experiencia nos guíe;
si vivimos de consejos y convenciones, no seremos dueños de nuestro ser...
Escuchar el silencio es lo que nos hace ver lo invisible, a tocar lo intangible,
a prever el futuro, a encontrar nuestra real justificación.

Pero el que cree haber aprendido, y no quiere aprender nada ya,
no es sólo el más grande de los necios, sino su propio verdugo.
Yo pude llegar a ser un necio en el sentir
pero algo vino a mostrar mi ingenuidad,
a comprobar que no sé nada y que no llegaré a saber;
que se pueden predecir los logros, sin tener idea de las cosas;
que aunque viva queriendo por siempre, seré un inexperto amando...

A pesar de todo, procuro escuchar el silencio sin lograrlo alguna vez:
El silencio se ha enmudecido desde tu llegada;
ahora palabras, palpitar, miradas,
caricias, mil nervios, ¡recuerdos desatas!...
aún con tus labios cerrados lo sordo se mata.
No se muere, se aparta.

Al final, presiente al verme así
que es mejor ser un hombre amado a un estúpido sabio,
pues con saber, vida y alegría racionales;
con amarte, juventud eterna del alma.
Con amarte, se rasgan una a la otra realidad y fantasía.

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