El sonido de las letras

27.11.06

Orgullosamente UNAM

Hay errores con los que he aprendido a vivir. En realidad, la mayoría de los fallos que he tenido han sido resanados con logros y no repercuten demasiado tiempo en mi estado anímico. Pero cuando se trata de cosas importantes, un error puede destrozar mi autoimagen, por eso procuro no fallar en esas circunstancias.
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Hubo dos errores con los que cargué mucho tiempo hasta hace poco: no haber podido consolidar mi amor con la persona que creí adecuada, y no poder estudiar mi licenciatura en Ciudad Universitaria. Conforme ha pasado el tiempo, ambas cosas han ido diluyéndose y la carga el día de hoy es muy sobrellevable.
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Hace poco más de un mes, presenté el examen de admisión de la UNAM para ingresar a la Licenciatura en Psicología, en la Facultad de Psicología. Al principio permanecí muy hermético y se lo conté a muy pocas personas. Conforme iba pasando el tiempo, la noticia llegó a más gente porque comencé a convencerme de que si no era seleccionado en este examen, lo podría hacer una y otra vez hasta conseguirlo.
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Hace dos días me enteré que había aprobado. Es una dicha muy grande saber que pude lograrlo. Me hace muy feliz saber que mi hermano me acompañará en esta "locura". Pero sobretodo, me causa satisfacción lo que me dije unos instantes antes de ver los resultados: "Tendrás que levantarte, sin importar que es lo que pase". Esa una de esas cosas que toda la gente dice, pero que a menudo, yo en particular, me lo tomo muy a pecho.
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Ya el tiempo dirá a donde me llevó este nuevo reto. De momento, sólo agradeceré profundamente a toda la gente que cree en mí.


17.11.06

Lluvia de estrellas

Te juro que pensé en dejarte, pero a mi cuerpo le bastó tu aroma para negarse a ser sensato.

Te juro que quise odiarte, pero esa mirada que penetra hasta mi cráneo me hizo sentir presa y cómplice de esas caricias reconocibles.

Te juro que no quería ni voltear a verte, pero tu sonrisa luminosa nubló mi mejor esfuerzo por desentenderme de ti.

Y al final, una frase y un par de gestos me hicieron comprender que no soy tan idealista ni tan soberbio.

Cerraste esa puerta después de soplar un beso. Cerré los ojos y con cierta tranquilidad murmuré la frase más definitiva: "cercanos, pero no juntos".

Hoy sigo sonriendo por el gusto de vivir de esta manera tan soberbia.